lunes, 1 de julio de 2013

Todo empezó así, sin querer...

Son tres chicas que se conocieron algunos años atrás. Se llevaban mal, pero la vida quiso que caminaran juntas. Primero tuvieron la suerte de conocerse Rebe y Tania (Noe fue la tardona como siempre). Empezamos por la historia de Rebe y Tania. Hace casi seis años sus vidas se cruzaron. Al principio no se podían ver pero aun así empezaron a hablar. Aquel verano quedaron practicamente todos los días y se dieron cuenta de que tenían más cosas en común de las que pensaban. Empezaron a hacer esas cosas que hacen las amigas: contarse secretos, ir de compras, a la playa y, sobre todo, hacer gilipolleces, pero siempre juntas. También juntas vivieron sus primeros besos, sus primeros amores y también tuvieron sus peleas pero siempre lo arreglaron. Llegaron a ser tan mejores amigas que hasta acabaron compartiendo chicos. Sus carácteres chocan bastante porque a ninguna de las dos les gusta perder y siempre quieren tener la razón.
Tania es bastante borde, aunque en el fondo es buena niña, tiene sus días pero siempre está ahi para apoyar a Rebe y darle todos los mimitos que quiera. Ella fue la única que le demostró que iba a estar ahí siempre a su lado y que aunque no siempre estuvieran de acuerdo iba a  hacer todo lo que estuviera en su mano para seguir juntas, porque ella es así, maravillosa.
Rebe quiere hacerse la dura y siempre tiene una sonrisa aunque por dentro esté destrozada. Pero se conocen, Tania y Noe saben perfectamente cuando le hace falta un abrazo. Y con solo un abrazo sabe que están ahí. No le gusta perder ni al chinchón, es bastante a su manera pero saben que pueden contar con ella para los días buenos y los malos. Que nunca las van a faltar palabras de cariño cuando estén mal. Así es Rebe, única en su especie, increíble.
Y, como siempre, su querida Noe llegando tarde. Es muy inocente, se cree todo y las necesita a su lado para que no le tomen el pelo. Es un cachiño de pan, aunque después de las hostias que le fue dando la vida se dio cuenta de que hay que ser un poco hija de puta. Necesita una pista de baile para ella sola, le encantan las verbenas y salir de fiesta. En definitiva, es un caso perdido, pero las bribonas la quieren igual, la quieren mucho. Es única en su especie.
Hace casi cuatro años que la vida las juntó a las tres y piensan seguir juntas toda la vida. Hasta que sean viejecitas y estén en el porche de la casa de alguna haciendo ganchillo y jugando al chinchón. Para entonces tendrán nietos a los que poder contarles, las tres juntas, sus batallitas de cuando tenían 17 años y eran lumis.

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