lunes, 30 de diciembre de 2013

Es ahora, en los últimos días del año, cuando nos vienen a la cabeza todos los momentos vividos, buenos y malos. Recordamos el fin de año pasado y deseamos que este lo supere, y nos tomamos las uvas con la esperanza de que el que entra sea nuestro año. Aunque en el fondo sabemos que si no eres tú el que luchas porque sea tu año y le pones ganas, va a ser lo que ahora todos llaman " un año de mierda". Parece que el 2013 de repente se convirtió en un año de mierda para todos; pues yo debo de ser rara, porque para mi fue el mejor de mi vida. Todos desean que se acabe, yo no. Yo deseo volver a empezarlo de nuevo, vivir todos y cada uno de sus momentos mil veces y seguramente no me cansaría. Para los que dicen que el 2013 fue un año de mierda y no movieron un solo dedo para que fuera su año, que se vayan haciendo a la idea de que el 2014 va a ser mas de lo mismo, así que ya podeis ir pensando en cambiar. Y los recuerdos empiezan por el principio, 1 de enero, cuando aun quedaba todo un libro por escribir y hoy estoy en la última página. La mejor parte del libro fue el verano sin ninguna duda; cada vez que miro esas fotos, sonrío. Empezó todo en San Juan, ahi empezó ese verano que nos prometimos que iba a ser el mejor de nuestras vidas, y ahí está. Lo fue. No cambiaría ni un solo momento de este verano ni de este año. Las tardes en la playa en la mejor compañía; ni la primera verbena a la que fuimos, ni ninguna de ellas. Todas fueron perfectas. Tampoco cambio por nada esa costumbre que cogimos hace poco de bajar todos los viernes a tomar algo con nuestro mejor amigo. No cambio ni por todo el oro del mundo esos días de verano en los que te quedabas despierto hasta las tantas porque la calor no te dejaba dormir y mientras no podías dormir planeábamos juntas a que verbena tocaba ir mañana; al día siguiente te levantabas para comer, ibas a la playa, llegabas a casa te arreglabas y te ibas a esa verbena que planeasteis juntas. Después están esas noches que no empezaron de la mejor forma, pero que acabaron siendo casi de las mejores; noches en vela, sin dormir nada de nada, bailando hasta no poder más. Luego no sabías ni en que día estabas. Pequeños detalles que hacen una noche perfecta, igual que la compañía. Esas personas que conoces una noche y que a lo mejor no las vuelves a ver más, o que despues de haber estado con ellos te das cuenta de que son amigos de tus amigos o así. Esas personas también hicieron que este verano y este año valiera la pena. Me sobran los dedos de una mano para contar los malos momentos y también las personas que estuvieron ahi; con los dedos de una mano me basta para contar todo eso. Ni siquiera vale la pena recordar esos malos momentos, me quedo con que se arreglaron y que de todo aprendí. También doy las gracias a los que se fueron de mi vida para dejar que mejores personas pudieran entrar. Esas personas que conoces por casualidad una noche de esas que sabes como empieza pero no como puede acabar; una de esas personas es ahora nuestro mejor amigo. Me gusta saber que somos el motivo de la sonrisa de alguien y, a veces, el motivo por el que sigue adelante. Él es uno de los grandes que me llevo de este año sin ninguna duda. Y así, haciendo balance, te das cuenta de que los malos momentos son insignificantes si los comparas con los buenos, que son infinitos. Seguramente si intentara recordarlos no los daría recordado todos. Me llevo al 2014 las mismas personas con las que empecé este año y con las que quiero seguir empezando todos los años que me quedan. Son los míos, los de siempre; por los que antes de fallarles a ellos me fallo a mi misma. Ese es mi propósito para el 2014, que dentro de un año sigan todos conmigo, aquí, para poder darles un abrazo y brindar con ellos despues de las campanadas.

TANIA.